Una vez escuché esta frase que está cambiando mi forma de ver mi pasado: “No se trata de vuestras semejanzas sino de vuestras diferencias”. Soy diferente y amo eso. No quiero mostrarme vulnerable ni siquiera mostrar timidez en este texto. Muy concretamente, escribí esto: “El tiempo es la magnitud por la que se mueven los objetos y no son los objetos quienes perciben el movimiento. Las marionetas observan el fluir del arte de quienes los manejan, pero ellos no saben que quienes lo hacen son cómplices de su propio desastre. Porque ellos no conocerán jamás qué significa vivir en libertad. Mientras que ellos sí saben lo que es por su propio mover. Esto último, por supuesto, hago referencia a esa alegoría de Platón, de aquellos que conocen la luz y no supieron apreciarla y aquellos que estuvieron retenidos, supieron lo que se llama LIBERTAD”.
He amado cada pedacito de mí. Mi objetivo no es vivir una vida de envidia de otros sino de PAZ. No soy una marioneta, no soy una pequeña luz, no soy una prisionera; soy, en definitiva, una mujer totalmente extraordinaria. He tratado de comprender a todas las personas a mi alrededor, pero ahora mismo es el momento de descansar una larga temporada. Toda mi vida es privada, hasta que Primera y Segunda se pronuncien. Este es mi precioso corazón:
Primer latido; mi primer latido tan solo en una madrugada de un 29 de abril de 2001, nací. ¡Vaya! Cuánto has crecido. Quizás te encuentres perdida en un mundo que no te ha conocido, pero tal vez te encuentres a ti misma siendo más que diferente.
Segundo latido; una familia que te ha cuidado y una mano de una madre que lo ha dado todo por ti. Dificultades han permanecido, pero ya has vencido gran parte de tu adolescencia.
Tercer latido; ya no te llamaré Sandra, sino estrellita. Tus lunares tan bien ubicados por tu rostro han conocido la pérdida, tanto la ganancia de todo lo que pudieras imaginar.
Séptimo latido; tu último latido. Morirás pero volverás a vivir. Créeme.
(Volver a latir)