SandraCarmonaRomero

Mente compleja.

Un respiro, mar encandilado. Suspiros incontrolables dentro de un corazón latente. El corazón representa la porción despreciada de la humanidad, arrojada como si careciera de valor, sin significado para una mente tan simple, con pensamientos tan radicalmente escasos en mentes tan vacías. Personas con ideas carentes de sustancia, como aquellos que no aprecian el arte o el amor sin propósito. Carece de conversaciones que generen chispas, con una reciprocidad sin dudas. Una conversación tan profunda que el mar siente celos de una mente tan embravecida y salvaje, que no se rige por sistemas ni mundos paralelos.

Existe un corazón, a veces contaminado por las sucias pestilencias de bocas que no supieron reconocer la fuente de sus propios problemas. No hay mundo que la contemple, no hay existencias que la contengan. Es tan salvaje que, por su color, podemos observar el asesinato de una criminal en serie con ideas tan decididas. Nadie podría hacerla cambiar, a menos que alguien toque su capa y la haga sonreír.

Todos tenemos un sol, un ecosistema completo ante un universo pequeño que sigue reduciéndose a medida que avanzan las manecillas del reloj. Un reloj que la odia pero que pronto se enamorará de ella. Porque solo ella sabe cómo avanzar, y el tiempo la teme. Quien sigue caminando, teme su velocidad, así como sus latidos aumentan con cada soplo del viento.

Es una estrella decidida a cambiarlo todo.

(Sandra Carmona Romero)

Asolada por un momento recorrido. Un sol que nunca ha quemado mi piel; una promesa que siempre se ha roto, destinos quebrantables. ¿Qué esperar de aquellos consumidos? Presente; Rosas, pergaminos, largos vestidos. Definitivamente el amor único no nació en esta época. Una época llena de pequeños fragmentos que recorren a la desgracia. Flores con dedicatorias y un abrigo de aquel hombre que siente tu corazón encogerse. Un amor que no puedo mencionar pero que nunca había tenido, hasta que uno cayó y otro lo vomité. Un hombre con pelo corto, demasiado hermoso, ojos verdes y barba perfectamente recortada, cuidada; no al extremo del egocentrismo. Lo hace sutil. Literalmente, estoy enamoradísima. Él hace actos que nunca había visto en un hombre, tiene la expresión en el lenguaje que cualquiera envidiaría. Unas manos tremendamente perfectas e inteligencia llena de amor; algo nunca visto. Él no dudaría en hacer daño simplemente para protegerme. Vivimos en un atisbo de mundo donde todo el amor se consume y todas las flores se marchitan. He aprendido que la perfección existe con aquel que ha reconstruido mi corazón. Él ha llegado hasta tal punto que mi corazón ya lo ha tocado, es suyo y sólo pertenezco a su nombre.

(Tulipa)

Una vez escuché esta frase que está cambiando mi forma de ver mi pasado: “No se trata de vuestras semejanzas sino de vuestras diferencias”. Soy diferente y amo eso. No quiero mostrarme vulnerable ni siquiera mostrar timidez en este texto. Muy concretamente, escribí esto: “El tiempo es la magnitud por la que se mueven los objetos y no son los objetos quienes perciben el movimiento. Las marionetas observan el fluir del arte de quienes los manejan, pero ellos no saben que quienes lo hacen son cómplices de su propio desastre. Porque ellos no conocerán jamás qué significa vivir en libertad. Mientras que ellos sí saben lo que es por su propio mover. Esto último, por supuesto, hago referencia a esa alegoría de Platón, de aquellos que conocen la luz y no supieron apreciarla y aquellos que estuvieron retenidos, supieron lo que se llama LIBERTAD”.

He amado cada pedacito de mí. Mi objetivo no es vivir una vida de envidia de otros sino de PAZ. No soy una marioneta, no soy una pequeña luz, no soy una prisionera; soy, en definitiva, una mujer totalmente extraordinaria. He tratado de comprender a todas las personas a mi alrededor, pero ahora mismo es el momento de descansar una larga temporada. Toda mi vida es privada, hasta que Primera y Segunda se pronuncien. Este es mi precioso corazón:

Primer latido; mi primer latido tan solo en una madrugada de un 29 de abril de 2001, nací. ¡Vaya! Cuánto has crecido. Quizás te encuentres perdida en un mundo que no te ha conocido, pero tal vez te encuentres a ti misma siendo más que diferente.

Segundo latido; una familia que te ha cuidado y una mano de una madre que lo ha dado todo por ti. Dificultades han permanecido, pero ya has vencido gran parte de tu adolescencia.

Tercer latido; ya no te llamaré Sandra, sino estrellita. Tus lunares tan bien ubicados por tu rostro han conocido la pérdida, tanto la ganancia de todo lo que pudieras imaginar.

Séptimo latido; tu último latido. Morirás pero volverás a vivir. Créeme.

(Volver a latir)

Los colores no mantuvieron su intensidad; la luz no permaneció hasta la séptima hora de una mañana cualquiera. Mientras escucho a Elley Duhé y Teddy Swims, me proclamo vencedora de una realidad que nadie conoce, luz ante oscuridad.

Un teclado es como un piano y como un tablero de ajedrez; solo hay un movimiento correcto, como nuestro Bobby Fisher dijo una vez. Existen modos de vida o sistemas de vida que permiten exactamente vivir como uno quiere. Puede parecer injusta una vida que nació para dar luz a cada hombre y mujer, pero no parece tan injusta si conocemos el corazón de cada uno de ellos. Creemos que todo lo gobierna alguien superior, cada movimiento, pero creer eso es no responsabilizarnos de nuestros actos, sino excusarnos de nuestro futuro, como si no la tuviéramos.

No concibo de esa forma.

(Visión determinista)

Cómo sincerarme cuando nuestro entorno se hunde... Tengo miles de preguntas como restos de respuestas que nunca encontraron un destinatario. Quizás solo tengo que esperar, lo sé. Esperar lo inimaginable, lo sé. A lo mejor, la capacidad de mi mente para conectar puntos es totalmente necesaria para mi supervivencia, pero sigo sin ver ese punto de luz o reconocerme. Perdida pero feliz.

Tengo un tiempo limitado para llegar a la meta que posiblemente me salve la vida. Solamente debo esperar, no como todos, sino como nadie. Esta sinceridad me ocasiona incomodidad porque no existe un sentido y todo son partes de mi alma. ¿Realmente quién espera ver sentido en un pequeño escrito?

No quiero ayudar, no quiero salvar a otra persona; solo quiero poder llegar a la orilla y ver esa pequeña complejidad llenarse de alegría, yo. Somos dos partes que nunca se reconocieron. Cada oportunidad de salvación es una oportunidad que pierdo. Nunca me enseñaron cómo salvarme a mí misma, y eso es lo único que quiero darle sentido.

(Efecto mariposa)